He empezado las prácticas del carné A2 de moto.
Por si lo desconocéis, para sacarte el A2 tienes que aprobar tres exámenes:
El teórico específico.
El del circuito de habilidad.
El de conducción en abierto.
Mi planteamiento inicial era sacarme el carné —como mucho— en un mes y medio. Con esta idea, me presenté al examen teórico seis días después de apuntarme a la autoescuela y aprobé sin cometer fallos. Reto 1 conseguido.
El realmente complicado de los tres es el examen del circuito de habilidad: un circuito muy técnico en el que tienes que pasar con la moto entre dos planchas, sortear una serie de balizas/postes/palos verticales haciendo eslalon y finalizar acelerando para frenar de emergencia en una zona determinada.
Esa es la primera parte.
La segunda parte es la de velocidad: acelerar, hacer un eslalon, pasar entre unos conos y frenar de emergencia. Os dejo un vídeo por si queréis saber exactamente cómo se hace:
En esta prueba hay una serie de faltas que pueden ser leves, deficientes o eliminatorias (por ejemplo, si tocas con la rueda las planchas del principio o tocas/tiras un cono, estás fuera). Las faltas son acumulativas, así que conviene hacer las mínimas faltas leves o deficientes en el primer circuito para llegar lo más limpio y tranquilo posible al segundo.
—Tres o cuatro prácticas y me presento al examen.—me dije al llegar.
Aparqué mi moto, me presenté al profesor y me dio las llaves de una flamante Honda CB500F:
Como dato curioso, la Honda CB500F tiene el mismo motor que la Honda Rebel 500 de la que os he hablado en capítulos anteriores y que es una firme candidata a ser mi nueva moto.
Treinta minutos de prácticas dieron para poco, pero:
No se me caló una sola vez (llevaba sin tocar una moto de marchas desde mis 24 años y tengo 41).
No me caí.
No superé el circuito de habilidad.
—No voy a aprobar el práctico ni de coña.—me dije al terminar.
La semana que viene tengo mi segunda práctica —esta vez ya de una hora— en la que espero y deseo ser capaz de completar, al menos, el primer circuito.
:-(
2
Cuando un general desfilaba victorioso y ufano por las calles de la antigua Roma tras llegar de una batalla, un siervo se aproximaba a él y le susurraba:
—Memento mori.
Memento mori —cuya traducción podría ser algo así como ‘recuerda que tú también vas a morir’— solía devolver los pies a la tierra cuando los delirios de grandeza se subían a la cabeza de los militares.
Memento mori —me dije, mientras volvía a casa después de la práctica en moto— que vas de listo y vas a suspender.
Con el tiempo he mejorado como persona. He rebuscado entre los ladrillos que componen mi personalidad aquellos más sucios, rotos y expuestos para repararlos; cementar las grietas que dejaban salir la chulería y la estupidez para arrinconarla dentro y exudarla, cagarla o eructarla.
Es imposible blanquearte entero. Siempre queda una leve sombra macilenta bajo la solapa o en los puños que aumenta a medida que te dejas llevar pero nunca disminuye porque, donde hubo fuego, cenizas quedan y la personalidad puede modificarse, adaptarse y moldearse, pero no cambiarse.
Siempre he sido muy chulito, supongo que como todos los chulitos buscando parapetarme y escudriñar el mundo desde una perspectiva mucho menos expuesta. Asomarme sin participar. Mostrar la cola abierta repleta de plumas llamativas para tratar de destacar y cerrarla sin tener nada que ofrecer una vez conseguía que se acercaran a mí.
Eso cambió, por suerte.
Dejé de ser chulito para serlo sólo un poco. Y funcionó. Conseguí despertar intereses, conocer personas, llenarme por dentro y mostrarme tal y como soy, sin filtros. No tengo mucha experiencia pero sí mucha vida interior.
Ayudó mi madre cuando me dio un guantazo por una mala respuesta. El único. Y por ser el único, el recordado y el aprendido.
Ayudó mi no-padre y su carácter inquebrantable , ayudó mi abuela y su amor incondicional. Ayudaron mis parejas, siempre más humildes y mejores personas que yo. Ayudó la suerte, la época y las circunstancias.
Memento mori, Lucas.
Recomiendo con mucha fuerza el podcast ‘Aló Miami’ en el que su conductora, Belén, desmitifica a los EEUU y los baja del pedestal. Mención especial al episodio 038 sobre la obesidad. Una verdadera locura lo que está ocurriendo allí.
Un crowdfunding permite la jubilación de Butch Marion, un cajero de supermercado de 82 años de los EEUU. Estremecedor hasta cuándo están obligadas a trabajar algunas personas en el país de las oportunidades.
Un estudio reciente cambia el podio de las razas de perro más inteligentes.
[EN] Primer trasplante de una oreja impresa en 3D con células de la propia paciente.
041
Recuerdo cuando lo saqué, en el trébol del final apoyé el pie pensando que estaba jodido, pero aprobé.
Eso sí, a mi no le dieron una CB500 sino una Suzuki Tu, vaya hierro de moto...
Consejo del día: no intentes batir el récord del circuito porque puedes acabar con el radio partido en dos, la clavícula fuera de su sitio y, lo más doloroso, tu chupa de cuero rota (sniff). De nada.