Cuelgo el teléfono. Al otro lado se ha quedado la madre de una niña de 13 años que ha llamado para buscarle una actividad extraescolar a su hija. La conversación ha sido corta, apenas unos minutos en los que me ha contado qué buscaba, pero en los que he notado algo, un leve matiz de ansiedad y la esperanza de, finalmente, encontrar un lugar para su hija.
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Yo también compro los huevos cocidos 😬