Esta semana no tengo nada que contar.
Podría contar que han sido siete días de rutina, unos de frío y otros no tanto; unos aburridos y otros no tanto; unos de veinticuatro horas y otros de cuarentaytantos. Pero no creo que eso os pudiera interesar.
Podría contar que fui al médico a que revisara mis últimos análisis y me dijo que estaba todo bien pero que sí, que estoy en la parte alta de la glucemia y que en unos años desarrollaré diabetes tipo 2 y tendré que empezar a recetarte pastillas —me dijo, aunque no seré yo, seguramente —añadió, mientras sus ojos se arrugaban en lo que parecía una sonrisa bajo la mascarilla.
Podría contar que duermo regular, que sigo esperando a que me llamen para ponerme el Holter de tensión, que Irene ha vuelto a caer enferma de otitis por tercera vez consecutiva esta vez de gripe, que sigue sin llover en Valencia y me pone triste, que estamos disfrutando mucho la serie The Last of Us en HBO Max a la vez que Paula está jugando por primera vez al videojuego y que yo me río mucho de su frustración y de cómo le grita al mando, a la tele, a mí y al perro cada vez que la acorralan y le muerden el cuello arrancándole una arteria pero que, sin embargo, cada día juega mejor y planifica meticulosamente sus ataques independientemente de que a la hora de la verdad acabe confundiendo el botón de triángulo con el botón de círculo y termine agachada y girando sobre sí misma mientras la acribillan por la espalda. Pero tampoco creo que esto os pudiera interesar.
No sé.
Podría contar que estoy re/escuchando el disco Reputa (Zahara) en el que múltiples artistas (Carolina Durante, La Oreja de Van Gogh, Delaporte, Alizzz, Shego y Rodrigo Cueva) hacen versiones de sus canciones transformándolas en canciones completamente distintas. Y que me encanta, la verdad, siendo Berlín U5 mi favorita.
También podría contaros que he recuperado los 120 kg de sentadilla (fáciles, entraban más), los 130 kg de peso muerto y que voy recuperando lentamente mis marcas de entrenamiento más de un año después de la lesión que me apartó por completo del deporte. Que sigo sintiendo miedo y respeto cuando cargo mucho peso, que sigo queriendo cargar mucho peso porque mis ejercicios favoritos son el power clean y el press de hombro en cualquiera de sus variantes (strict/push/jerk) y que me siento como un superhombre cuando vuelvo a casa sudado y cantando mis canciones favoritas a grito pelado en el interior de mi coche o de mi casco.
Pero no creo que os pueda interesar.
Por último, podría contaros que hace meses que no compro nada para mí en Amazon, que parece que cada año que pasa amortizo menos la cuota del premium porque mis compras personales descienden de manera voluntaria; también que hemos dejado de hacer la compra en Mercadona porque sus precios nos parecen un abuso a pesar de que vamos a perder una gran cantidad de productos que nos parecían muy buenos (guacamole, atún al natural, frutos secos, humus…) y que ahora compramos la comida en LIDL y la fruta y la verdura en el mercado local que sólo está los miércoles pero que se ha actualizado al siglo veintiuno porque le hacemos el pedido por WhatsApp a la parada y lo recogemos sin hacer cola, porque a nadie le gusta perder el tiempo.
Como a ti, que acabas de perderlo leyendo esto y que no creo que te haya interesado porque esta semana no tenía nada que contarte.
La cuenta de Instagram de David Sainz (Malviviendo) unifica todos sus proyectos: podcast, literatura, cómics, cine. Mención especial para mí esta serie que ha llamado ‘365 movidas’ en la que trata temas cotidianos en formato reel con un humor del que soy muy fan.
Hoy en tu cocina, mañana en Wallapop: auge y caída de la freidora de aire y otros cacharros.
Inédita segunda gran ola de gripe en España con cepas diferentes.
Os dejo hasta la semana que viene con este vídeo de Casey Neistat probando unos ¿patines? ¿zapatos? eléctricos que prometen una velocidad un 250% superior a tu velocidad normal caminando. Un producto bastante marciano. Un vídeo divertidísimo.
046
Bueno, ahora sabes a qué atenerte, ¿qué vas a hacer? Puedes vivir esperando el momento o empezar a monitorizarte la glucosa a diario con un lector de tiras o 24/7 mediante un parche bluetooth, el único problema es el coste, estás demasiado sano como para que la Seguridad Social corra con esos gastos.
Mi suegro está en una situación similar, con medicación en pastillas para diabetes tipo 2 y la glucosa en el rango alto, a punto de tener que pasar a las inyecciones y ha descubierto que cuando come kakis tiene la glucosa mucho más controlada ¿Casualidad?