Se para de golpe a un lado de la carretera y vemos que se accionan las luces de marcha atrás. No entendemos nada: nos hemos acercado a una rotonda por la que circulaba el coche que acaba de parar, lo hemos dejado pasar y hemos continuado tranquilamente.
O eso pensábamos.
Al pasar junto al coche vemos a un hombre de mediana edad trajeado, repeinado y con gafashion de sol que nos increpa por, a su juicio, no haber frenado lo suficiente al aproximarnos a la rotonda.
A los pocos minutos llegamos al colegio de nuestra hija. Aparcamos en el arcén no pavimentado de la calzada de más de 1,5 metros y cruzamos hacia la otra acera.
A pocos metros, un ciclista de edad avanzada circula a pedaleo ligero mientras a cien metros un coche sale del aparcamiento por la derecha y se incorpora a la calzada. Al darse cuenta de que se aproxima un ciclista, frena en seco, quedando entre el ciclista y el vehículo una distancia mínima de treinta metros calculados a ojímetro.
a) El vehículo atropella al ciclista.
b) El ciclista atropella al vehículo.
c) Un autobús que circulaba por la misma calzada los atropella a ambos.
d) CORRECTA: El ciclista comienza a gritar al conductor del vehículo como un puto loco, insultándolo e increpándolo antes de llegar a él, una vez alcanzado y una vez rebasado.
La población está nerviosa. La gente tiene problemas que no sabe solucionar y que exterioriza con comportamientos de verdaderos psicópatas. Días de furia, de rabia, de pagar con quien no toca sus problemas personales o sus insatisfacciones vitales para obtener su propia aprobación. Desviar la mirada de lo que importa, taparlo, apartarlo y guardarlo en el último agujero de la memoria para no verlo.
Cuesta tanto mantenerlo cerrado y callado que el esfuerzo por intentarlo los pilla con la guardia baja. Y se molestan por nimiedades. Se encolerizan por absurdeces y hacen de este mundo un lugar menos habitable del que escapar para no verlos, para no cruzarte con ellos, para que sólo tengan un espejo al que escupir sus actitudes de mierda.
A vosotros: los agonías, los que vais siempre con prisa, los maleducados, los intolerantes, los insolidarios, los racistas, los que creéis tener siempre la razón, los que me coméis el culo con el coche, los que dejáis el carrito de la compra en una plaza de aparcamiento, los que tiráis los envoltorios y las colillas al suelo, los que gritáis al camarero o al dependiente. A vosotros: que os den.
Al resto: siempre en mi equipo.
Mi recomendación de esta semana es ‘Jaula de oro’, el tema que han compartido Leiva y Mateo Sujatovich (Conociendo Rusia) y que suena así de bonito:
—Lo siento, pero tienes que cantar esto porque esta canción te ha llamado a ti.—le dijo Leiva a Mateo cuando terminó de componer el tema.
De algún modo acabaré pagándolo.
Tal vez no era para tanto, pero a mí se me ha movido el suelo.
El pasado viene como un rayo
a empujarnos para abajo, a dejarnos la ilusión a cero (a cero).
Buena reflexión como siempre Lucas. Te invito a que como yo conduzcas un par de días a la velocidad permitida por la ciudad, no des acelerones al salir en los semáforos y disfrutes de conducir.
Eso sí verás que te pita cantidad de gente (seguramente te estén saludando) que al pasar por tu lado te miran mucho (lo mismo es que no te conocen y no caen ahora de qué) y un sin fin de actitudes por parte de una gente que es la que no ca cumpliendo las normas.
Pero tú irás más relajado al trabajo y disfrutando de cada trayecto. O al menos a mi me pasa desde que hago una conducción relajada y sin prisas.
Venga un saludo