No vi venir el ictus de mi madre. Llevaba dos años en la universidad y mi vida cambió en menos de un minuto: el tiempo que tardó el trombo en destruir parte del hemisferio derecho de su cerebro. Tenía 42 años. Mi edad. En mi cabeza hay bruma, hay miedo, hay subidas y bajadas rápidas por las escaleras hasta la habitación donde dormía. Hay médicos de urgencias que me miran con mala cara. Hay urgencia en las caras. Hay una ambulancia. Hay gente que entra y sale. Hay prisa. Hay una UCI.
Yo hace ya un año y dos meses, tuve que lidiar con tres duelos a la vez: dos muertes (una de ellas de mi madre y la otra de mi ex suegro, con el que compartía una verdadera amistad) y el abandono de la que fue mi novia durante 10 años. Las muertes llegaron sin avisar, como la ruptura. Todo en un mes. Mi vida se hundió y caí en depresión; con su suculenta y apetitosa dosis diaria de pastillas para poder moverme de la cama y, al menos, ser un oxidado autómata del trabajo a casa y viceversa. Es bueno escribir sobre ello y abrirte., contarlo. A mi me sirvió de mucho. La lectura también me ayudó: era la mejor manera de salir temporalmente del mundo infernal en el que estaba viviendo. Ahora, no me atrevo a mirar hacia atrás. Me da pánico.
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A ver si algún día tengo fuerzas para contar lo de este verano. Me ha encantado el post
Me imagino lo que habrás pasado. Es increíble cómo cambia la perspectiva de la vida en esos momentos...
A mi madre le pasó lo mismo hace ya dos años. Mi padre sigue perdido sin su guía y la vida ya no es igual para todos
Un abrazo, primo.
Yo hace ya un año y dos meses, tuve que lidiar con tres duelos a la vez: dos muertes (una de ellas de mi madre y la otra de mi ex suegro, con el que compartía una verdadera amistad) y el abandono de la que fue mi novia durante 10 años. Las muertes llegaron sin avisar, como la ruptura. Todo en un mes. Mi vida se hundió y caí en depresión; con su suculenta y apetitosa dosis diaria de pastillas para poder moverme de la cama y, al menos, ser un oxidado autómata del trabajo a casa y viceversa. Es bueno escribir sobre ello y abrirte., contarlo. A mi me sirvió de mucho. La lectura también me ayudó: era la mejor manera de salir temporalmente del mundo infernal en el que estaba viviendo. Ahora, no me atrevo a mirar hacia atrás. Me da pánico.
A ver si nos vemos pronto.